En el oficio religioso se oró por Chile y porque nunca más se llegué a los lamentables hechos vividos en 1973.
A eso de las 19:30 horas del miércoles se realizó una servicio religioso con motivo de recordar a las víctimas del 11 de septiembre en el contexto de la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar.
La eucaristía tuvo lugar en la Iglesia San Alfonso y fue oficiada por el párroco Benito Tapia. En la ocasión se reunió un gran número de cauqueninos que pese a la fria tarde quiso ser parte de la ceremonia que tuvo como finalidad aportar a la reflexión de lo ocurrido hace 40 años y a como -desde lo que a cada corresponde- evitar llegar al nivel de polaridad alcanzado en esa época.
Durante la ceremonia el padre Tapia se refirió a la reconciliación y en como ésta debe cimentarse en la verdad y la justicia, para construir desde una base sólida la añorada unión de los chilenos.
El párroco también se refirió al perdón como un acto de humildad y sencillez, el que se debe hacer de manera honesta y personal a los ofendidos, no como una estrategia de publicidad mediática que busca determinado fin.
La ceremonia se desarrolló en un marco de absoluto respeto y recogimiento en el restaurado templo de San Alfonso, que con su blanca majestuosidad y con una bandera chilena cubriendo parte del altar, dio la solemnidad necesaria a esta actividad desarrollada en una fecha tan especial como lo es el 11 de septiembre.
A eso de las 19:30 horas del miércoles se realizó una servicio religioso con motivo de recordar a las víctimas del 11 de septiembre en el contexto de la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar.
La eucaristía tuvo lugar en la Iglesia San Alfonso y fue oficiada por el párroco Benito Tapia. En la ocasión se reunió un gran número de cauqueninos que pese a la fria tarde quiso ser parte de la ceremonia que tuvo como finalidad aportar a la reflexión de lo ocurrido hace 40 años y a como -desde lo que a cada corresponde- evitar llegar al nivel de polaridad alcanzado en esa época.
Durante la ceremonia el padre Tapia se refirió a la reconciliación y en como ésta debe cimentarse en la verdad y la justicia, para construir desde una base sólida la añorada unión de los chilenos.
El párroco también se refirió al perdón como un acto de humildad y sencillez, el que se debe hacer de manera honesta y personal a los ofendidos, no como una estrategia de publicidad mediática que busca determinado fin.
La ceremonia se desarrolló en un marco de absoluto respeto y recogimiento en el restaurado templo de San Alfonso, que con su blanca majestuosidad y con una bandera chilena cubriendo parte del altar, dio la solemnidad necesaria a esta actividad desarrollada en una fecha tan especial como lo es el 11 de septiembre.
Por: Cauquenesnet.com